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martes, 13 de mayo de 2014

EMPRENDEDOR DE IDEAS (II)



   ¿De dónde sale el emprendedor, esa persona que un buen día decide arriesgar su dinero y poner en juego su esfuerzo y tratar de hacer realidad una idea o un sueño? Se puede decir que hay seis vías de cultivo del emprendedor.

  1. El entorno favorable, especialmente el familiar y el educativo (escuela y universidad). Cuando un niño se encuentra en un entorno que favorece continuamente su ansia de aprender, que no le limita, que le empuja a intentar cosas, que no le castiga por el error, que le da cancha de juego. Todo esto favorece s u espíritu independiente. Si encima en la escuela y en la universidad sigue encontrándose un similar clima de libertad y estímulo, es muy posible que esta persona acabe siendo un emprendedor y posiblemente un empresario. El entorno actúa como un referente, como un estímulo, y la persona desea imitar lo que ve. Si bien, esta no sea posiblemente la mayor fuente de producir emprendedores.
  2. Aprendizaje positivo en el trabajo. Es frecuente que muchas personas que de jóvenes entran a trabajar en empresas en las que se genera un clima de cooperación, de aprendizaje continuo y contacto frecuente con clientes (es el caso de las consultoras) acabe pensando que "eso lo puedo hacer yo por mis medios y trabajar para mí". Terminan montando su propia empresa de consultoría. Han aprendido los procesos y procedimientos y han contactado con muchos clientes, algunos de los cuales serán el germen del nuevo negocio. Un aprendizaje positivo en el trabajo por cuenta ajena puede ser una buena vía para el emprendimiento, si lo que haces por cuenta ajena coincide con tus gustos, aficiones y pasiones. Desarrollas un aprendizaje de primera mano que te sirve como impulso para lanzarte a tu aventura.
  3. Tu propia empresa te empuja y te ayuda. Esta vía aparece normalmente en empresas medianas o grandes, cuando se plantean externalizar un proceso, departamento o división. Suelen ofrecer a los trabajadores que están en plantilla, como alternativa al despido y dado que la empresa va a continuar con esos procesos, pero de forma externa, que sean ellos quienes se constituyan en proveedores de su antigua empresa. La empresa les suele facilitar la salida y les ayuda, al menos un tiempo, en su nuevo estatus. Esto permite al nuevo emprendedor abrirse camino y en multitud de casos casos, captar nuevos clientes. Esta fórmula puede funcionar si tú crees que puedes ser dueño de tu propio destino. Te están poniendo una alfombra roja para que lo intentes.
  4. Antes de que todo se hunda. Esta situación se de en empresas normalmente pequeñas o de mediano tamaño en las que se va a producir el cierre de las mismas. Los empleados deciden una especie de colectivización de su empresa. Se constituyen en sociedad o en cooperativa y ahora, como accionistas o propietarios tratan, de sacar adelante el negocio. Es el caso en el que se encontró el periódico en papel Público. Esta vía tiene sus riesgos, ya que puede que no sientas ninguna inclinación por hacerte cargo de algo por lo que no sientes demasiada pasión y solo te lo estás planteando como fórmula de vida. Tómate un tiempo de reflexión antes de decidir y pregúntate si vas a ser feliz colaborando en la dirección y consolidación de ese negocio. Si va con tu personalidad y pasión.
  5. Experiencias negativas en el trabajo. Esta situación suele alimentar una insatisfacción que llevas dentro. suele ser el elemento que dispara tu decisión, que no te atrevías a tomar. De este canal surgen aquellos que están cansados de jefes tóxicos y prefieren no trabajar por cuenta ajena. La suma de experiencias negativas en el trabajo por cuenta ajena va empujando a la persona a probar con el emprendimiento, en un deseo de encontrar espacios de libertad en los que desarrollar sin trabas sus ideas y la posible pasión que ha estado escondida sin saberlo.
  6. La única salida del túnel. De aquí salen aquellos que jamás se plantearon emprender. Suelen ser personas de cierta edad (entre los 50-55) que, de repente, después de 15 o 20 años normalmente en la misma empresa, se quedan en paro y no encuentran trabajo. Estos intentarán, como último recurso, el trabajo por cuenta propia. La mayoría se constituirán como autónomos y tratarán de abrirse camino. Aunque este tipo de acciones si nacen de la desesperación pueden conducir al fracaso.
   Lo cierto es que los emprendedores suelen romper con ese guión que supuestamente había sido escrito para ellos. Puede que haya dos cosas que todos los emprendedores tienen en común. La primera es un sueño, un deseo de hacer algo distinto por ellos mismos. Ese es un motor inmenso que arranca en un momento determinado. Si no lo intentan, van a estar insatisfechos consigo mismos toda la vida. La segunda es una enorme capacidad de resistencia al fracaso. Normalmente el emprendedor de verdad no tira la toalla ni al primer fracaso, ni al sexto o séptimo. Lo sigue intentando, está totalmente convencido que se puede. Nunca piensa en que un fracaso le marcará; al contrario, le aporta las claves a adoptar para evitar futuros traspiés.

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