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lunes, 17 de febrero de 2014

LA NUEVA FACTURA DE LA LUZ



   Los cambios que ha hecho el Gobierno en lo que respecta a la regulación del mercado eléctrico afectan a varios aspectos de este sector y a cómo se calculará a partir de ahora la factura de la luz. Se dejan atrás los mecanismos de subasta de precios y se va a seguir un sistema que fije los precios en función de la cotización de la electricidad en el mercado mayorista.

   Sin embargo hay más cambios, por eso vamos a explicar de qué forma afecta la nueva regulación a través de unas pequeñas explicaciones sobre los conceptos facturables y en qué medida, teniendo en cuenta que todos estas modificaciones entrarán en vigor el próximo mes de abril.

¿Qué estructura tendrá el recibo de la luz?

   Básicamente continuará igual, y se volverá a la facturación bimensual. La factura de la luz seguirá estando dividido en tres partes: Tarifa, Peajes e Impuestos.

   Los peajes son aquellos conceptos accesorios que el Gobierno establece, como los gastos de transporte y distribución, las primas a las renovables, los pagos por capacidad o los costes extrapeninsulares, entre otros. Los impuestos incluyen el IVA y el impuesto sobre la electricidad.

Los cambios en los costes fijos y variables

   La tarifa propiamente dicha está compuesta de una parte fija en la que se refleja lo que se paga por la potencia contratada y los costes de alquiler de contadores, etc. y una variable que aplica según el coste del Kw/h y el consumo realizado.

   Los cambios en la normativa implican un incremento de los costes fijos, en torno al 17,9%, y una rebaja de los variables de cerca del 7%. Este cambio supone un incremento de la facturas en los casos de menor consumo, ya que la parte fija no depende de la energía consumida.

Adiós a las subastas de precios, llega la cotización en tiempo real

   Como hemos indicado uno de los principales cambios afecta a la tarifa. Hasta ahora se venía fijando el precio de la electricidad en función del resultado de una subasta trimestral a la que acudían los operadores. El resultado de esa subasta se trasladaba a la factura, de tal manera que se aplicaba el precio resultante al consumo de cada usuario. A partir de ahora esto cambia sustancialmente.

   En el futuro el precio de la luz se fijará en función de la cotización de la electricidad en el mercado mayorista, por lo que cambiará constantemente de igual manera que cambian los valores de las acciones en la bolsa. Para consultar esta cotización se puede visitar la web de operador del mercado eléctrico Omie, si bien el propio Ministerio de Industria habilitará proximamente un espacio para poder acceder a esta información.

¿Cómo se reflejará ésto en la factura?

   La compañías deberán aplicar la tarifa correspondiente al consumo de cada usuario en cada momento, algo que podrá ser posible gracias a los contadores inteligentes. En el caso de los usuarios que no dispongan de este tipo de contador se les aplicará el precio medio de ese periodo. Aunque lo más probable es que las compañías ofrezcan “tarifas planas” a un precio convenido, que eliminará el riesgo derivado de la volatilidad del precio y simplificará el procedimiento de facturación.

   A los efectos de evitar errores y de que los consumidores puedan comprobar si la empresa con la que han contratado este servicio está aplicando bien la tarifa se habilitará una web en la que introduciendo los datos básicos (potencia contratada, consumo y periodo de facturación) se podrá comprobar si el importe de la factura es correcto.

No quiero estar dentro del mercado regulado

   La tarifa que hemos explicado anteriormente es la que corresponde al mercado regulado, al que están acogidos la inmensa mayoría de los consumidores, sin embargo ésta no es obligatoria y las compañías suministradoras podrán ofrecer distintas opciones de tarifas libres.

   Estas tarifas serán de modalidad anual con un precio estable para todo ese periodo, sin embargo los usuarios que elijan el mercado libre podrán volver al regulado en cualquier momento.

¿Qué suponen todos estos cambios?

   El sentido de estas modificaciones viene dado por el interés del Gobierno en rebajar el coste de la electricidad. Sin embargo no debemos perder de vista que más del 60% de los conceptos facturados corresponden a tasas, recargos e impuestos y no realmente al consumo eléctrico.

   El Gobierno estima que el ahorro que se producirá con este nuevo sistema estará en el entorno del 3%, sin embargo estas son estimaciones ya que no hay ninguna seguridad de que el precio sometido a cotización pueda sufrir fuertes fluctuaciones y eso pueda trasladarse a lo que el consumidor va a pagar en su factura.

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