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lunes, 11 de noviembre de 2013

TU PEQUEÑO HUERTO EN CASA



   Cada vez que comemos en casa unos tomates que parecen de plástico o unas cebollas insípidas recordamos a esas personas afortunadas que viven cerca del campo y pueden disfrutar diariamente del sabor auténtico de las verduras y hortalizas. 

   Las soluciones para los habitantes de la ciudad es buscar y comprar por Internet productos ecológicos, hacer una escapada a un pueblo para llenar la despensa… o traer el campo a la ciudad.


   No es una locura, es ya una tendencia. Cada vez más consumidores se deciden a montar su particular huerto casero. A veces organizándose con otros vecinos para aprovechar parcelas en desuso, y otras buscando sus propios espacios en un patio, en un jardín propio (para los más afortunados) o en la terraza del piso.

   Preparar un huerto casero es más fácil de lo que parece y requiere menos espacio del que supones, para que lo puedas llevar a cabo te ofrecemos algunos consejos prácticos:


  1. El lugar elegido debe recibir al menos cinco horas de luz solar directa. Si no es así, solo podrás cultivar algunas especias y plantas aromáticas, como la hierbabuena, la menta o el cebollino.
  2. Calcula las dimensiones (mejor en forma de cuadrado o de rectángulo) dejando espacio suficiente para poder trabajar la tierra, regar o limpiar. También es posible plantar en distintos maceteros.
  3. Prepara una base aislante y cierra el recipiente. En ambos casos, utiliza madera o cerámica (materiales aislantes pero a la vez porosos) mejor que plástico. Debe tener como mínimo 20 centímetros de altura para que puedan crecer bien las raíces. Además, hay que incorporar un sistema de desagüe para el exceso de agua (más por la lluvia que por el riego).
  4. Una buena tierra es fundamental. El sustrato debe tener capacidad para retener agua y muchos nutrientes. A esa base se le añade el compost: entre 2 y 10 cm de grosor (depende de la extensión y el cultivo). También puedes utilizar abono: obtendrás más nutrientes, pero el mal olor atraerá a moscas y mosquitos.
  5. Mueve bien la tierra para oxigenarla y retira piedras o raíces para que quede bien limpia.
  6. Es el momento de sembrar: semillas o plantones (más aconsejables para los no iniciados ya que prosperan fácilmente), siempre a poca profundidad (aproximadamente la longitud de un dedo). Planta en hileras, dejando más o menos distancia según la especie de la que se trate: cuanto más grande, más espacio y agua necesitará para crecer bien.
  7. Los cultivos más sencillos para empezar son las lechugas, los rabanitos, los ajos tiernos, la rúcula y las espinacas. El tomate es recurrente en los agricultores sin experiencia, pero más complicado: “Atrae todo tipo de plagas. Hay que ir tratándolo y cogiendo cosechas hasta que no dé más», comenta el experto.
  8. Cubre el huerto con alguna malla amplia y más bien rígida para protegerlo de los pájaros y de tus mascotas, si tienes. Cuando estés tú, retírala.
  9. El riego es muy variable. Depende del cultivo, del tiempo de exposición al sol y de la temperatura. Para no equivocarse es mejor regar poco y con más frecuencia para que la tierra esté siempre húmeda pero no encharcada.
  10. Utiliza siempre compuestos naturales tanto para fertilizar la tierra como para combatir las plagas (por ejemplo, el extracto de ortiga). Se trata de cultivar alimentos puramente biológicos.

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